23 mayo 2006

Inmigración: un reto de futuro

La entrada masiva de inmigrantes en España es uno de los fenómenos característicos de estos primeros años del siglo XXI. España ha pasado de ser un país de emigrantes en el siglo pasado a ser uno de los países preferidos por las corrientes migratorias de este siglo.En efecto, los españoles emigraron con destino principalmente a América en los años veinte y a Europa en los años sesenta, sobre todo a Alemania, Francia y Suiza, llegando a superar la cifra de dos millones fuera del país. Por el contrario, en el comienzo de este siglo la emigración extranjera a España se ha convertido en el factor demográfico más dinámico y ha obligado a corregir todas las previsiones que se venían haciendo sobre la base de una natalidad y una mortalidad cuyas tendencias son fáciles de seguir y de unos movimientos migratorios que se han convertido en imprevisibles. Para tener una idea de la nueva dinámica demográfica que introduce la inmigración, basta señalar que, según el Cen-so de 1991, residían en España alrededor de 350.000 extranjeros, el 0,9% de la población. Diez años después, aumentaron hasta 1,5 millones, significando el 3,8% de la población. Según los últimos datos del Padrón Municipal de Habitantes, con referencia al 1 de enero de 2005, la cifra de residentes extranjeros es de 3,7 millones, un 8,5% de la población total. No obstante, para hablar con propiedad de las características y el futuro de la emigración es necesario distinguir entre dos tipologías de los extranjeros que residen en España. Unos son aquellos, en su mayoría procedentes de la UE, que residen parte del año en busca de un clima mejor y que aportan los recursos necesarios sin llegar a formar parte del mundo laboral aunque una parte de ellos, también de procedencia europea, trabajan en multinacionales o montan un negocio en zonas donde residen sus compatriotas. En estos podríamos contabilizar a los ingleses (227.000), alemanes (134.000), italianos (95.000) y franceses (78.000). Pero la gran mayoría de los ex-tranjeros son los que vienen en busca de mejores oportunidades de vida y trabajo. El grupo más numeroso procede de Marruecos (511.000). Entre los países de Latinoamérica sobresalen los procedentes de Ecuador (498.000), Colombia (271.000) y Argentina (153.000). Son cada vez más numerosos los que provienen de los países del este de Europa como Rumanía (317.000) y Bulgaria (93.000). Los extranjeros que vienen de China son menos numerosos (88.000) aunque también más difíciles de contar.Para quienes tenemos la responsabilidad de la tarea estadística, la inmigración constituye un reto especial. Aunque parezca sencillo, no es fácil conocer con exactitud el número de personas residentes en España, en general, y en cada uno de sus ayuntamientos, en particular. El recuento de la población se ha complicado enormemente con el intenso crecimiento de la emigración en estos años.Actualmente, además de los censos de población que se realizan cada 10 años, se dispone de un padrón continuo donde teóricamente deberían estar registrados todos los ciudadanos (españoles y extranjeros) que residen en España la mayor parte del año. Dichas cifras parten de un registro administrativo, cuyo contenido está regulado por ley, como propiedad de los ayuntamientos y donde la labor de coordinación del INE consiste en contrastar los datos que mensualmente envían los consistorios detectando los fallos en altas y bajas y las posibles duplicidades entre los diferentes municipios. Esta labor de coordinación es la que permite al Consejo de Empadronamiento proponer al Gobierno las cifras oficiales de población para su aprobación por el Consejo de Ministros.Todos los residentes en España tienen el derecho y el deber de empadronarse en el municipio donde residan la mayor parte del año. Cabe decir que, frente a la imagen estática que proporcionan los censos, el padrón continuo es un reflejo permanente de la evolución de la población, incorporando a aquellas personas que nacen, dando de baja a quienes fallecen y computando las entradas y salidas del territorio que se producen por efecto de los movimientos migratorios de las personas.Al contrario que en los censos, durante los últimos años se ha observado un mayor interés para empadronarse en los extranjeros que vienen en busca de trabajo, ya que reciben beneficios de asistencia en sanidad y educación. Sin embargo, persisten dos carencias de información que están en vías de solución. La primera se refiere al conocimiento de los extranjeros que se han ido a otro país o al suyo propio. De estos tendremos una primera estimación con los datos de la renovación padronal realizada en los últimos meses que permitirá eliminar del padrón a aquellos que se detecte que ya no residen en España. La segunda carencia es más difícil de descubrir y se refiere a los que estando físicamente en España todavía no se han empadronado. El INE, en colaboración con otras instituciones, y a través de varias encuestas, va a intentar estimar su número para ajustar más las cifras de residentes extranjeros en España. Para la comprensión del fenómeno de la inmigración no sólo es necesario conocer cuántos extranjeros residen en España, sino también sus condiciones de vida y de trabajo, los cauces a través de los que se produce la llegada de inmigrantes o su retorno, y otras cuestiones de especial complejidad para su evaluación estadística. Con los datos procedentes de los censos de población y del padrón podemos conocer algunas de las características: edad, sexo, lugar geográfico de residencia, o nivel de estudios a su llegada. La urgencia de disponer de datos sobre las condiciones de vida de la población extranjera ha llevado al INE a plantearse realizar, junto con los cambios estructurales en sus encuestas básicas, otros estudios específicos, incluso de tipo cualitativo, sobre población extranjera que tendrían mayor flexibilidad y cuyos resultados serían más rápidos. No se desecha, en principio, ninguna de las posibles alternativas que brinda la investigación como la de potenciar la muestra en pequeñas áreas, realizar muestras agregables, utilizar indicadores complementarios... Uno de los aspectos que será preciso tratar es el de los itinerarios migratorios, cuestión a la que se suele prestar poca atención pero que se revela como uno de los elementos más complejos del fenómeno migratorio. En efecto, a nivel intuitivo puede pensarse que la emigración radica en un solo cambio de residencia que, todo lo más, puede verse acompañado de algún cambio intermedio que se haya hecho de modo muy provisional hasta fijar laresidencia en el destino definitivo. Sin embargo, algunos estudios, como el realizado en la Encuesta Sociodemográfica de 1991, muestra que en los movimientos migratorios internacionales las personas, que pueden irse solas o acompañadas por toda la familia o una parte de ella, hacen frecuentes permutas de residencia, permaneciendo a veces un tiempo considerable en municipios intermedios. Algunos factores no ayudan precisamente a la integración, como la elevada concentración residencial de los inmigrantes, muy determinada incluso por nacionalidades, que impide el trato cotidiano con vecinos españoles. Los asentamientos de los inmigrantes se producen fundamentalmente en grandes ciudades (Madrid y Barcelona), en las zonas costeras del Mediterráneo y en las islas (Baleares y Canarias). Del mismo modo, se produce una elevada concentración de niños extranjeros en determinadas escuelas públicas, con efectos similares a los señalados. En el orden de la regularización, la falta de renovación, o la dificultad de los trámites tampoco son factores positivos. También en el terreno laboral, la precariedad en el empleo e incluso su irregularidad son factores que dificultan la integración. Otro factor destacable que no ayuda a la integración es la descompensación por sexos que se produce en algunas nacionalidades, como por ejemplo la población marroquí, donde apenas llegan a un tercio el número de mujeres respecto al total. En el lado contrario se sitúan Colombia y Perú, aunque en este caso la descompensación no es tan fuerte, ya que las mujeres apenas superan el 57% de los inmigrantes de dichas nacionalidades. La evolución futura de los movimientos migratorios es difícil de prever. Depende de múltiples factores, como la coyuntura económica de España en lospróximos años -con mayores omenores oportunidades de empleo-, el posible desarrollo de los países que actualmente expulsan población (al que sin duda contribuyen las remesas que envían sus emigrantes), las políticas de reagrupamiento familiar y su asentamiento en España, o por el contrario, el retorno de los actuales emigrantes e incluso de sus descendientes. En el corto plazo podemos asegurar que las nuevas cifras de población extranjera a 1 de enero de 2006 superará los cuatro millones. En años sucesivos la evolución dependerá de los factores comentados anteriormente, aunque de momento no se observa ningún síntoma de cambio de tendencia.
Capital.es

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