16 octubre 2007

Fábrica de Loza entrega la carta de despido a 51 trabajadores y prejubila a otros 36

Oviedo. Los despedidos se concentrarán esta mañana ante los Juzgados para protestar por el auto que admite el plan de viabilidad de Ruiz de Alda.
Un clamor de gritos y llantos. En esto se convirtió el patio de Fábrica de Loza de San Claudio a mediodía de ayer. Los trabajadores, con más desgana que otra cosa, están a punto de rematar la jornada del lunes. Treinta minutos antes de la hora de la salida, a las dos y media, el gerente de la factoría llama al comité de empresa y a los empleados a las oficinas. Las cartas de despido están sobre la mesa.

Los primeros en hacerse con la lista de despedidos fueron los responsables del comité de empresa. Ninguno de sus nombres figura en una lista de 87, 66 mujeres y 21 hombres. De todos ellos, 51 están despedidos, mientras que los 36 restantes entran en el grupo de los prejubilados. Después de unos momentos de confusión, cada trabajador conoce ya su destino. Ahora toca esperar a que una voz, desde la administración, recite los nombres de los despedidos, uno a uno, para zanjar el asunto.

El nombre del trabajador despedido, con sus dos apellidos, deja un eco mudo hasta que suena el siguiente. Los ya ex empleados de Fábrica de Loza salen de las oficinas como almas en pena, los más con los ojos rojos, conteniendo unas lágrimas que acaban por aflorar. El despedido se refugia entonces en el abrazo del compañero que, después de veinte años compartiendo el mismo taller, no es compañero, sino amigo, casi familia. Un grito rompe el silencio: «Ya soy un parásito social».

Las mujeres comienzan a despojarse de las batas blancas con el sello de la empresa. Ya no las necesitan. En los corrillos los abrazos de consuelo mutuo dan paso a las primeras valoraciones. «Queda lo más arrastrado. Echaron a los que nos movimos, a los que salimos en la foto», afirma una de las despedidas.

Casimira Fernández y Pilar García comentan a su lado los destinos de la plantilla del taller de decoración, que ha sido aniquilada. «En decoración sólo quedan dos personas, nos mandan a todas para casa», explican ambas. Una compañera se suma a la conversación: «Mañana, igual sale Graciano -se refieren al consejero de Industria y Empleo- diciendo que disminuyó el paro femenino».

Las batas blancas forman ya una montaña en medio del patio de la locería. Alguien propone prenderles fuego allí mismo. «¡Permítalo Dios, después de todo lo que nos robaron!», responde una voz de mujer. Y las batas ardieron.

El comité de empresa de Fábrica de Loza rechazó ayer en un comunicado «la crueldad y falta de humanidad» de los despidos. «La opinión pública tiene que conocer que se dan casos de despedir a los dos integrantes de una unidad familiar y también casos en que son sólo ellos el sostén de sus familias, que pasan por grandes dificultades sociales y económicas», añaden los responsables del comité. Asimismo, el comité también lamenta que «ningún responsable del gobierno municipal ni del Principado haya tenido hasta la fecha ninguna iniciativa de protección social, ni futura integración laboral de los despedidos».

Los trabajadores de Fábrica de Loza se concentrarán esta mañana, a las once, en el Juzgado de lo mercantil en señal de protesta por el auto judicial que ha admitido el plan de viabilidad del propietario de la fábrica, Álvaro Ruiz de Alda. «El comité ante esta rechazable e injusta decisión ha convocado a los trabajadores despedidos a que se concentren ante el Juzgado de lo mercantil, donde se va celebrar la junta de acreedores, para manifestar su repulsa y su rechazo por la tremenda e inhumana decisión de despedir al 63 por ciento de la plantilla», reza la convocatoria del comité.

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