24 marzo 2008

España: freno a la inmigración

La desaceleración de la economía amenaza con aumentar las dificultades para los que arriban en busca de empleo.
Con sus cuatro terminales y su conglomerado de pistas, el aeropuerto de Barajas, el más grande del país, sigue siendo la principal vía de entrada.

Pero España podría ya no ser el paraíso para los inmigrantes que aterrizan con la ilusión de poner un pie en un futuro mejor dentro del Primer Mundo.

Lejos de eso, según datos coincidentes, la desaceleración económica española los podría convertir en víctimas de primera línea en el esfuerzo por conseguir un empleo y subsistir. La industria de la construcción, motor de la economía en los últimos 10 años y gran generador de empleo para inmigrantes, se frena sin remedio.

Un informe del Ministerio de Trabajo, conocido el pasado viernes, indica que casi el 43% de los desempleados de ese sector tiene nulas o muy pocas posibilidades de hallar trabajo.

Del otro lado, asociaciones de inmigrantes hablan ya de “largas caminatas” para encontrar un puesto en una obra en construcción. La cuestión se repite en otros frentes -como el de servicios primarios y gastronomía- y cala en las autoridades. Tanto que, pasados los comicios en los que fue reelegido José Luis Rodríguez Zapatero y con una guerra de deportaciones abierta con Brasil, el Gobierno emite mensajes a favor de una disminución de las llegadas.

Uno de los primeros en hablar al respecto fue el vicepresidente y ministro de Economía, Pedro Solbes. En su primera entrevista formal tras el triunfo socialista en las elecciones de hace dos semanas, el hombre fuerte de la economía confió en que el inquietante incremento del desempleo se serene si, “como parece razonable, se atenúan las corrientes migratorias de los últimos años”.

Pero de lo que no se habla -no, al menos, en voz alta- es de cómo producir esa reducción de la inmigración de la que habla Solbes. En su entorno confían en que sea “natural”. Dicho de otro modo: consideran razonable pensar que, al haber menos empleo, sean los propios inmigrantes los que dejen de ir a España.

El problema es que, al menos hasta ahora, quienes huyen de la desesperación y van a España en busca de futuro son los últimos en enterarse de la expectativa de una “reducción natural” de la inmigración. Y del cambio de ciclo económico y, con ese desconocimiento, el problema podría ser mayor de lo que se admite. En campaña, el ministro de Trabajo, Jesús Caldera, cifró en 200 000 la cantidad de trabajadores sin papeles.

Cifras preocupantes

Un informeavalado por el gobernante Partido Socialista Obrero Español (PSOE) cifró en más de 1 millón el número de trabajadores extranjeros en condición irregular y en riesgo.

El documento añade que, como consecuencia de las crecientes dificultades económicas en el país, "una parte significativa de la población inmigrante se encuentra atrapada en una red de precariedad extrema".

La tasa deextranjeros en España llegó al 10% de la población de 44 millones de habitantes.

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