Según este estudio, el 8 por ciento de los inmigrantes sufren alta presión arterial, frente al 21,64 de españoles. Además, sólo el 2 por ciento de estos ciudadanos tienen enfermedades coronarias frente al 7,73 por ciento de españoles. En cuanto al colesterol, padecen problemas al respeto el 5 por ciento de los inmigrantes frente al 16,6 por ciento de españoles.
El 2,3 por ciento de los inmigrantes económicos que viven en España son diabéticos, frente al 6,49 por ciento de españoles. En cuanto al asma, lo padecen el 3,44 de ellos frente al 5,63 por ciento de los españoles. La bronquitis la sufren el doble de españoles que de inmigrantes y la artrosis tres veces más (7 por ciento de inmigrantes frente a un 21 por ciento de españoles).
En cuanto a la depresión, la padecen el 7 por ciento de los inmigrantes frente al 14 por ciento de españoles. En cuanto a migrañas la cifra es prácticamente similar y relación las alergias, sólo hay dos puntos de diferencia. Tan solo el porcentaje de inmigrantes que padece de úlcera gástrica es superior al de los españoles (6,15 por ciento y 5,54 por ciento).
Por todo lo anterior, el estudio pone también de manifiesto que los inmigrantes se medican menos (54,08 por ciento frente a 66,91 por ciento) y también se vacunan menos contra la gripe (7,88 por ciento frente a 23,74 por ciento). Sin embargo son más propensos a la automedicación (18,81 por ciento frente a 15,45 por ciento) y consumen más medicinas alternativas (5,37 por ciento frente 4,83 por ciento).
Por otra parte, los inmigrantes también tienen unos hábitos más saludables que los españoles. Consumen menos alcohol (el 44,71 por ciento tiene este hábito frente al 56,69 por ciento) y fuman menos (el 27,73 por ciento frente al 29,65 por ciento).
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